La fisioterapia es una disciplina de la salud que se centra en la prevención, diagnóstico y tratamiento de problemas musculoesqueléticos a través de ejercicios terapéuticos, técnicas manuales, agentes físicos (como calor, frío y electricidad), así como la educación del paciente.

En el Centro de Patología de la Mama – Fundación Tejerina contamos con una amplia cartera de servicios de fisioterapia adaptados a tus necesidades.

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Fisioterapia postoperatoria

La fisioterapia postoperatoria desempeña un papel fundamental en el tratamiento y la recuperación de las pacientes que han sido sometidas a algún tipo de cirugía mamaria, ya sea por motivos oncológicos, reconstructivos o estéticos.

A través de diferentes técnicas y ejercicios terapéuticos, se busca reducir el dolor, mejorar la movilidad de la zona afectada y prevenir posibles complicaciones. Es esencial para mejorar tu calidad de vida tras una cirugía y favorece una recuperación más rápida, completa y efectiva.

Cirugía de mama y dolor de hombro

Las pacientes operadas por un cáncer de mama, en algunas ocasiones, pueden presentar problemas de hombro. En muchas ocasiones este se intensifica con el paso del tiempo, ya que las mujeres acuden al fisioterapeuta después de meses de dolor y falta de movilidad.

¿Por qué se producen los problemas en el hombro?

Los tratamientos utilizados en las mujeres con cáncer de mama, como la cirugía de la mama y los ganglios, así como el tratamiento con radioterapia, provoca en algunas de ellas limitación de la movilidad del hombro, principalmente en los movimientos de abducción y flexión. Esta disminución del rango de movimiento suele ir acompañado de dolor y pérdida de fuerza, lo que provoca la limitación funcional en las actividades de la vida diaria. Otro de los motivos es el dolor postoperatorio, ya que muchas mujeres adoptan posiciones de defensa, lo que aumenta la tensión muscular y mantiene muchos músculos del hombro en posición acortada, lo que provoca dificultad para mover el brazo.

¿Qué hacer para evitarlo?

En primer lugar, debes consultar con tu médico o fisioterapeuta cómo controlar el dolor en los primeros días tras la operación. Es muy importante que no realices ejercicios por tu cuenta y que consultes a tu médico o fisioterapeuta en qué momento debes iniciar los ejercicios o el tratamiento de fisioterapia.

Los ejercicios deberán empezarse lo antes posible con el fin de prevenir los problemas de movilidad y el dolor. El momento de comenzar depende del tipo de cirugía. Es aconsejable que el tratamiento lo realice un fisioterapeuta especializado, ya que muchos pacientes no son capaces de recuperar el movimiento normal de forma autónoma.

Ejercicios recomendados tras la cirugía oncológica:

Rotación de hombros

Apertura de brazos

Círculos con el brazo

Brazos en las espalda

Escalando por la pared

Respiración profunda

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Tratamiento y prevención del linfedema

El linfedema es una complicación frecuente tras la cirugía de mama, caracterizada por la acumulación de líquido en los tejidos, especialmente en el brazo, la mano y la mama afectada. La fisioterapia en el postoperatorio inmediato puede reducir significativamente el riesgo de desarrollarlo.

Cuando el linfedema ya se ha instaurado, el tratamiento de elección es la terapia descongestiva compleja, que combina drenaje linfático manual, compresión, ejercicio físico específico y autocuidados.

Esta afección se produce por la acumulación de líquido linfático bajo la piel, lo que provoca hinchazón y edema en la zona afectada. Es importante tener en cuenta que el linfedema es una condición crónica, por lo que su tratamiento es paliativo. El equipo médico y los fisioterapeutas diseñarán un plan terapéutico intensivo para reducir el volumen del miembro afectado y lograr la mejor evolución posible.

El tratamiento se basa en la terapia descongestiva compleja, que incluye las siguientes estrategias:

Drenaje linfático manual (DLM)

Esta técnica es fundamental en el tratamiento del linfedema. El fisioterapeuta utiliza movimientos suaves y rítmicos para estimular el flujo linfático y reducir la hinchazón. El DLM se realiza en áreas específicas afectadas por el linfedema.

Comprensión

El uso de prendas de compresión (como mangas o vendajes) ayuda a mantener la reducción del edema y mejora la circulación linfática. El fisioterapeuta seleccionará la compresión adecuada según las necesidades individuales.

Terapia linfática mecánica

Se utiliza un sistema mecánico denominado RA Godoy que, junto con un vendaje, realiza una movilización pasiva del brazo afectado. Con esta terapia se consigue una reducción del volumen notable desde la primera sesión.

Ejercicios específicos

Se prescriben ejercicios para mejorar la movilidad, fortalecer los músculos y estimular el flujo linfático. Estos ejercicios pueden incluir movimientos de brazos, piernas y tronco.

Educación y autocuidado

El fisioterapeuta educa al paciente sobre cómo manejar el linfedema en la vida diaria. Esto incluye técnicas de cuidado de la piel, prevención de infecciones y medidas para evitar la progresión del edema.

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Fisioterapia del suelo pélvico

La fisioterapia del suelo pélvico es una rama de la fisioterapia que se enfoca en tratar las alteraciones en la zona del suelo pélvico. Este conjunto de estructuras, que incluye músculos, ligamentos y fascias, rodea la vejiga, la vagina o el pene y el recto. Su función principal es proporcionar soporte a los órganos pélvicos y asegurar su correcto funcionamiento.

Una correcta postura, un buen tono muscular y una buena técnica en la realización de los ejercicios son algunas de las capacidades a valorar en una sesión de fisioterapia de suelo pélvico especializada, lo que te permitirá́ realizar la actividad física de forma segura y con un mayor beneficio para tu salud. 

Si padeces de algún tipo de dolor pélvico o incontinencia, notas pesadez vaginal o algún bulto, practicas deporte de alto impacto (running, baloncesto, crossfit, etc.), recibes algún tratamiento hormonal o simplemente quieres mejorar tu salud acude a un fisioterapeuta especializado que pueda asesorarte sobre los cuidados necesarios.

La debilidad o lesión de estas estructuras puede provocar diversos signos y síntomas, como incontinencia urinaria, problemas menstruales, alteraciones en la esfera sexual y prolapsos (la caída de los órganos). La fisioterapia de suelo pélvico utiliza diversas técnicas y métodos para fortalecer, mejorar y prevenir estas alteraciones.

Algunas de las patologías que se tratan con fisioterapia de suelo pélvico incluyen:

Incontinencia urinaria

Presente en el 20-30% de la población, especialmente en mujeres.

Trastornos ginecológicos

Problemas relacionados con la menstruación, menopausia y prolapso genital.

Incontinencia fecal

Dificultad para controlar la evacuación intestinal.

Disfunciones sexuales

Alteraciones en la esfera sexual.

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Fisioterapia del abdomen

Te ayudará a recuperar la firmeza y la fuerza de la pared abdominal, lo que contribuirá a mejorar la musculatura, la apariencia de la piel y la tonificación general. Está especialmente recomendada en casos de postparto, diástasis abdominal, flacidez abdominal, lumbalgia recurrente y hernias discales.

Entre las principales cirugías abdominales se encuentran la abdominoplastia (indicada para tratar la diástasis abdominal), el colgajo DIEP (utilizado en la reconstrucción mamaria) y la liposucción (empleada para el lipofilling en reconstrucciones mamarias). Tras la cirugía, los músculos abdominales pueden debilitarse y la movilidad puede verse reducida.

En este contexto, la fisioterapia juega un papel fundamental con diversos objetivos:

Reducción de la inflamación

Mediante técnicas de drenaje linfático, masajes y aparatología como la diatermia

Mejora de la cicatrización

Con ejercicios suaves para evitar adherencias.

Fortalecimiento de los músculos abdominales

Ejercicios específicos para recuperar la función y la estabilidad.

Recuperación de la movilidad

Estiramientos y ejercicios controlados.

Control del dolor

Técnicas de relajación y manejo del dolor.

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Fisioterapia para traumatología

La fisioterapia traumatológica es una especialidad dentro de la fisioterapia que se centra en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de lesiones musculoesqueléticas. Estas lesiones afectan al aparato locomotor e incluyen condiciones como esguinces, luxaciones, fracturas, artrosis, y otras alteraciones en huesos, ligamentos, músculos y tendones.

En ocasiones, a causa de malas posturas, largas horas de trabajo, ante la falta de hábitos de vida saludables, como consecuencia de una sobrecarga o sobreuso o tras realizar algún deporte o actividad física, puede sufrir determinados dolores o lesiones. En nuestro Centro también atendemos:

  • Dolores musculares y articulares de columna: lumbalgia, cervicalgia o ciática.
  • Roturas musculares.
  • Tendinopatías o tendinitis.
  • Esguinces u otras lesiones del ligamento.
  • Fibromialgia y otras enfermedades reumatológicas que cursen dolor.
  • Problemas temporomandibulares (ATM) derivados del estrés.
  • Recuperación tras cirugía: hombro, rodilla, prótesis de cadera, etc.
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Deporte y cáncer

La práctica de ejercicio semanal previene numerosas enfermedades tales como la obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas o el cáncer entre otros. 

Especialmente en pacientes ya diagnosticados con cáncer, el ejercicio físico ayuda a contrarrestar los efectos secundarios a los tratamientos, disminuye la fatiga y los dolores articulares y refuerza su sistema cardiovascular e inmunitario. 

La Organización Mundial de la Salud y la Sociedad Americana Contra el Cáncer recomiendan un mínimo de 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de alta intensidad a la semana. Los últimos estudios ya aconsejan, en el caso de la paciente oncológica, que nos acerquemos a los 300 minutos de ejercicio, a una frecuencia cardiaca de entre el 60%- 70% de nuestra frecuencia cardiaca máxima. La combinación ideal es el ejercicio aeróbico y el entrenamiento progresivo de la fuerza muscular, al menos dos días por semana. 

El proceso oncológico y sus tratamientos suelen venir acompañados en numerosas ocasiones de una pérdida de masa muscular y un aumento de la grasa. Conseguir un buen balance entre grasa y músculo nos ayudará a mejorar el metabolismo. 

Para ganar masa muscular resulta imprescindible el entrenamiento de fuerza, siempre bajo la supervisión de un especialista que paute el ejercicio adecuado. Para reducir la grasa se debe trabajar la resistencia, esto podemos conseguirlo en actividades como la de caminar. 

El ejercicio físico lo puede realizar de forma supervisada, como indicábamos anteriormente, cualquier paciente en tratamiento y todos los supervivientes de cáncer.

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