
Cáncer de mama
Cirugía oncológica de mama
En los últimos años, los avances en la cirugía oncológica y reconstructiva de mama han revolucionado por completo el tratamiento quirúrgico del cáncer de mama.
Las diferentes opciones quirúrgicas se deciden de forma personalizada en función de la biología del tumor y las condiciones personales de cada paciente.

Tratamiento conservador de la mama
La tumorectomía es la técnica quirúrgica empleada por el cirujano para resecar o quitar un tumor en la mama. Durante el procedimiento el cirujano intentará obtener un área de glándula sana alrededor del tumor para así intentar obtener unos márgenes de seguridad alrededor del mismo. Se considera “margen libre de tumor” cuando no existen células malignas en el borde de la pieza de resección obtenida.
Una vez realizada la tumorectomía, el equipo de patólogos analiza la pieza quirúrgica durante la misma intervención y verifica si la distancia a los márgenes es adecuada y determina si estos están libres de enfermedad. Este procedimiento es fundamental, ya que garantiza la seguridad oncológica y minimiza la necesidad de reintervenciones.
La elección del tratamiento y técnica quirúrgica se decide considerando el tipo de tumor y su diámetro, el tamaño del pecho, la localización única o múltiple de la lesión al igual que las posibilidades de recibir tratamiento complementario con radioterapia y otros factores a considerar.
La realización de mamografías de control en mujeres sanas asintomáticas ha permitido que aumente la detección de tumores de pequeño diámetro. Cuando diagnosticamos un tumor de pequeño diámetro en una fase inicial, las posibilidades de conservar la mama son más altas.
La detección temprana, gracias a los controles periódicos, asociado al avance en los tratamientos oncológicos, ha demostrado reducir la mortalidad por cáncer de mama.
El diagnóstico temprano ha permitido que un 60-70% de las mujeres con tumores iniciales o pequeños puedan ser intervenidas mediante técnicas mínimamente invasivas conservando el pecho y recuperando en el menor tiempo posible su vida personal, familiar y profesional.
La ubicación de la cicatriz debe ser seleccionada cuidadosamente teniendo en cuenta el tamaño, la forma de la mama y la localización del tumor.
Actualmente disponemos de muchas técnicas para remodelar la mama y poder mantener una apariencia normal tras realizar una tumorectomía amplia o cuadrantectomía. Una vez realizada la tumorectomía y tras confirmar el patólogo que los márgenes están libres de enfermedad, procedemos a realizar una remodelación glandular para mejorar el resultado plástico, siempre y cuando el tamaño y volumen de la mama lo permitan. Esto se denomina Cirugía Oncoplástica.
El cirujano elige el abordaje más apropiado, que obtenga unos resultados perfectamente seguros desde el punto de vista oncológico, y lo más satisfactorio posible desde el punto de vista estético.
El tratamiento conservador del cáncer de mama consiste en realizar una cirugía poco agresiva (tumorectomía), asociada posteriormente al tratamiento adicional con radioterapia.
El tratamiento con radioterapia debe ser considerado parte integrante del tratamiento conservador. En muy pocos casos seleccionados se puede evitar realizar radioterapia tras un tratamiento conservador.

Cirugía oncoplástica
El diagnóstico y tratamiento de un cáncer de mama puede suponer un fuerte impacto emocional en la paciente. En algunas ocasiones, terapias oncológicas como la cirugía de mama, pueden estar vinculadas con secuelas y cambios físicos que afectan en gran medida a la autoestima de la mujer.
La cirugía oncoplástica es una forma de cirugía de la mama mediante la que se realiza la extirpación del tumor con unos márgenes libres amplios y se remodela la mama al mismo tiempo, consiguiendo una mejoría en el resultado estético. Para ello, se utilizan principios y técnicas propias de la cirugía plástica combinadas con la cirugía oncológica.
Es decir, la cirugía oncoplástica es una forma moderna de entender la cirugía mamaria en el siglo XXI. Esta intervención permite operar un cáncer de mama, conservando el pecho y al mismo tiempo cuidando la estética y forma de la mama. Con ella, evitamos realizar una mastectomía al 70% de las pacientes que se tienen que someter a una cirugía por cáncer de mama, reduciendo el impacto psicológico de esta intervención.
Para ello, es importante que esta operación la realice un equipo multidisciplinar, formado por un cirujano oncológico y un cirujano plástico, para tratar en común al paciente y su enfermedad.
Antes de realizar este tipo de intervención resulta imprescindible que se realice un estudio previo de la mama para preparar un correcto plan quirúrgico.

Ganglio centinela
El ganglio centinela es el primer ganglio linfático que encuentran las células tumorales al intentar diseminarse a través de la linfa.
El sistema linfático drena linfa desde la mama a los ganglios linfáticos de la axila. Con el fin de determinar el potencial de propagación del cáncer de mama, es esencial examinar estos ganglios para ver si hay células cancerosas. Cuando el ganglio centinela no presenta células tumorales podemos indicar que en el resto de los ganglios axilares no existirá afectación.
Cuando las células cancerosas se separan del tumor primario (original) y circulan a través de la linfa o la sangre hasta otros lugares del cuerpo, se puede formar otro tumor (secundario). Este proceso se llama metástasis.
Preguntas frecuentes
Para identificar el o los ganglios linfáticos centinelas, se inyecta una sustancia radioactiva, un tinte azul o ambos en el espacio subareolar o cerca del tumor. La sustancia o tinte viaja a través de los conductos linfáticos hasta el ganglio o los ganglios centinelas. El mismo día de la intervención se le realizará una linfogammagrafía para comprobar que el o los ganglios se han marcado.
El cirujano en quirófano realizará una pequeña incisión en la axila para detectar y extraer el ganglio centinela usando un sistema de detección (sonda gamma). Posteriormente se extraen sólo aquellos ganglios marcados con la sustancia radioactiva o tinte y el equipo de Anatomía Patológica analiza y determina si hay células cancerosas o no.
Con esta técnica se reduce significativamente el número de ganglios linfáticos resecados y se reduce el riesgo de molestias en el brazo y la posibilidad de desarrollar edema de brazo (linfedema).
Es la extirpación de todos los ganglios linfáticos de la axila. Esto nos da una información muy precisa para conocer si están invadidos por las células tumorales.
Además de proporcionar información sobre el pronóstico, la linfadenectomía axilar continúa siendo el método más eficaz para controlar la enfermedad regional. En la actualidad se sigue realizando en algunos casos cuando el ganglio centinela es positivo y además cumple ciertos criterios de riesgo.

Mastectomía
El tratamiento quirúrgico del cáncer de mama ha evolucionado enormemente en los últimos treinta años hacía métodos cada vez menos mutilantes.
En la actualidad, uno de los criterios de calidad de las unidades de mama es analizar y valorar el porcentaje de mujeres que padecen un cáncer y se les puede conservar la mama. Esa cifra debería oscilar aproximadamente entre un 60-70% de los casos.
A pesar de los avances en el diagnóstico temprano, existen algunas condiciones que obligan a seguir realizando mastectomías cuando se diagnostica un cáncer de mama. La mastectomía es una cirugía que implica la extirpación total o parcial de una o ambas mamas para tratar la enfermedad.
A lo largo de los años, los procedimientos de mastectomía han evolucionado significativamente, adaptándose para favorecer las condiciones para realizar reconstrucciones de mama con mejores resultados estéticos y así mejorar la calidad de vida de las pacientes con tratamientos menos agresivos.
A continuación, citamos los tipos de mastectomía que existen:
La mastectomía ahorradora de piel surgió como alternativa para favorecer la reconstrucción mamaria. En este procedimiento se remueve todo el tejido mamario, la areola -pezón y una cantidad mínima de piel circundante. Este tipo de mastectomía ha demostrado ser segura oncológicamente y favorece, sin duda, la posibilidad de realizar una reconstrucción mamaria de calidad.
En la última década se han desarrollado técnicas para preservar el pezón y la areola durante la mastectomía. Esto implica la eliminación del tejido mamario mientras se mantiene el complejo del pezón-areola. Esta opción puede ser adecuada para ciertas pacientes seleccionadas, pero desafortunadamente no es viable en todos los casos.
Este tipo de mastectomía la realizamos en mujeres con mamas grandes y caídas que presentan exceso de piel. Este tipo de planificación nos permite reconstruir la mama consiguiendo un volumen más pequeño simulando una reducción de pecho.
Independientemente del tipo de mastectomía elegido, muchas mujeres optan por la reconstrucción mamaria para restaurar la apariencia y la confianza en sí mismas. La reconstrucción puede iniciarse inmediatamente después de realizar la mastectomía.
A lo largo de los años, los tipos de mastectomía han evolucionado para ofrecer opciones más personalizadas manteniendo la misma seguridad oncológica y consiguiendo mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Desde la mastectomía radical hasta las técnicas conservadoras y la preservación del pezón, se ha buscado mejorar los resultados estéticos y físicos. Si bien cada caso es único, es importante que las mujeres consulten con su médico para tomar decisiones informadas sobre el tipo de mastectomía más adecuado para ellas.
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