Para este tratamiento utilizamos ácido hialurónico reticulado, que aporta unos resultados casi inmediatos por su magnífico efecto hidratante. Las moléculas de ácido hialurónico son de gran tamaño y tienen la característica de absorber gran cantidad de agua, restaurando de este modo el aspecto fresco y joven de nuestra piel.
El objetivo es la mejora de la calidad de la piel de cara y cuello, aunque también es aplicable en otras zonas de piel sensible al envejecimiento como las manos. Brillo, elasticidad, reducción de arrugas y tensionado de la piel son los objetivos perseguidos.
El protocolo con este producto nos marca una pauta de tres sesiones iniciales separadas por quince días, y aplicar una sesión de mantenimiento cada seis meses, aunque siempre se convierte en un tratamiento personalizado y es el propio paciente el que mejor sabe cuándo necesita la siguiente sesión.