La quimioterapia bloquea el crecimiento y elimina las células tumorales para evitar que crezcan y se dividan en más células.
Por lo general, las células tumorales crecen más rápido que el resto de células, escapando a las defensas del organismo y generando tumores. Esto también las hace más vulnerables al tratamiento con quimioterapia, que las destruye más rápido y con más eficacia que al resto de las células. Por desgracia, la quimioterapia no es selectiva y causa daño a muchas células normales que están en crecimiento. Este daño es la causa de que aparezcan los efectos secundarios.
Hay más de cincuenta medicamentos disponibles para prevenir el crecimiento, multiplicación y diseminación de las células tumorales. Además, se puede recibir tratamiento con un solo medicamento o con una combinación de dos o más. Los fármacos, las dosis y el cronograma de tratamiento de la quimioterapia son escogidos por nuestros expertos en oncología teniendo en cuenta los diferentes factores importantes en cada situación.
Estos factores incluyen:
• El tipo de cáncer
• El tamaño del tumor, su ubicación y si se ha diseminado (estadio del cáncer).
• Edad y estado de salud general.
• Efectos secundarios de los tratamientos y cómo afecten a cada paciente.
• Si se han tenido que utilizar otros tratamientos previos contra el cáncer.
• La biología tumoral y la expresión génica propia de cada tumor en particular.
Los efectos secundarios de muchos fármacos de la quimioterapia tradicional son muy fuertes para administrar el tratamiento todos los días y los oncólogos generalmente administran estos fármacos con pausas, de manera que haya tiempo para descansar y recuperarse antes del próximo tratamiento. Cada periodo de tratamiento se denomina un ciclo. Varios ciclos conforman un curso de quimioterapia. Y un curso por lo general dura alrededor de 4 meses o más.