Actualmente, las técnicas de modelación labial tienen un objetivo muy claro: un resultado natural. Conseguir una boca bonita muchas veces no es resultado de un gran volumen, sino de reposicionar los tejidos buscando un equilibrio armónico y proporcionado.

El material que utilizamos con mayor frecuencia en este tipo de tratamientos es el ácido hialurónico, que lo depositamos en pequeñas cantidades por medio de infiltraciones intradérmicas, siempre previa anestesia. Podemos tratar tanto los labios como toda la región perioral: las arrugas “en código de barras” del labio superior, elevación de las comisuras y relleno de las arrugas “en boca de marioneta”.

El ácido hialurónico se trata de una sustancia totalmente inocua y biocompatible con todos los tejidos. Habitualmente los implantes labiales realizados con este producto tienen una duración media de ocho a doce meses, pero esto varía en función del número de aplicaciones previas y los hábitos de vida de cada paciente. Otra gran ventaja del ácido hialurónico es su patrón de degradación isovolémica, que nos permite asegurar a los pacientes que el relleno que hemos implantado va a mantener el volumen inicial durante el tiempo que lo necesitemos, lo cual nos evita tener que hacer una sobrecorrección inicial y podremos disfrutar del resultado deseado desde el primer día.

A veces resulta muy práctico combinar las infiltraciones de ácido hialurónico con un peeling de fenol de profundidad media, que supone el complemento perfecto para mejorar la superficie cutánea.

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